lunes, 24 de noviembre de 2008

Una emoción olímpica

El 19 de agosto, Juan Curuchet (43 años) y Walter Pérez (33 años), obtuvieron la Medalla de Oro Olímpica en la prueba Madison o americana, que es una competencia que se realiza en equipo de dos ciclistas que deben recorrer 50 kilómetros (200 vueltas). Cada equipo puede sumar puntos en los embalajes o sprints, carreras de una vuelta que se realizan cada 20 vueltas y que suman diez en total.[1] Gana el equipo que primero completa los 50 kilómetros; pero en caso de que varios equipos lleguen en la misma vuelta, gana el que más puntos haya sumado en los sprints.
Curuchet y Pérez adoptaron una táctica de velocidad con la cual lograron sacarle una vuelta a los demás competidores luego del segundo sprint y a continuación consolidaron su posición ganando el tercero (5 pts.). Luego del cuarto embalaje, sin embargo, los rusos Mikhail Ignatyev y Alexei Markov los igualaron en vueltas y puntos, pero la carrera se mantuvo con los argentinos en punta cuando sumaron un punto en el séptimo sprint y dos más en el siguiente.[2]
Faltando 10 kilómetros, la situación se hizo compleja cuando los españoles Joan Llaneras y Antonio Pérez también alcanzaron a los argentinos en vueltas, con 5 puntos, pero con dos sprints por venir. Por otra parte, con una vuelta menos pero más puntos, venían los belgas Iljo Keisse y Kenny de Ketele con 17 puntos, los alemanes Roger Kluge y Olaf Pollack, con 15 puntos y los dinamarqueses Michael Moerkoev y Alex Nicki Rasmussen, con 11 puntos. Cualquiera de ellos que lograra alcanzar a los punteros, ganaría la prueba por la cantidad de puntos que habían sumado. En particular, el equipo belga aceleró su marcha comenzando a descontar distancia a los líderes.[2]
En los últimos cinco kilómetros, Curuchet y Perez debían evitar que los alcanzaran los belgas y esperar que los rusos y los españoles no sumaran suficientes puntos en el sprint final, donde los ibéricos terminaron terceros (2 pts.), suficientes para desplazar a los rusos del segundo lugar, pero quedando un punto atrás de los argentinos.

Entrevista a Walter Pérez
-¿Cuál es la primera imagen que se le viene en la cabeza al pensar en la pista de entrenamiento?
Walter: Tengo la imagen de Juan gritándome “¡Dale Walter! ¡Acelerá que así no llegamos a ningún lado!”. Con él tuvimos muchas peleas, porque yo era vago entrenaba lo justo y necesario, en cambio él no. Me volvía loco con la comida y con las rutinas de entrenamiento. Recuerdo que una vez hicimos más de 100 Km., y a la mitad del recorrido se le ocurrió cambiar la rutina. “Mira, nuestras piernas van a rendir mejor si volvemos a empezar el trabajo y lo modificamos de este manera”, me dijo. ¡Ese día casi lo mato y abandono todo!
-¿Viene de la mano de una preparación atlética?
Walter: Nosotros decimos sí, si vos estas al 100% de la forma física, la cabeza piensa en la táctica más que pensar en la recuperación o en el momento o forma que estás. Yo creo que llegando a estar bien físicamente podes pensar mas en frío para que la táctica que vos empleás te salga.
-¿Hay alguna estrategia?
Walter: Sí, la Americana es una prueba muy táctica y muy técnica también
-¿Es un compromiso acompañar a Juan en su último juego?
Walter: Vendría a ser una presión extra, es el último juego, la ultima chance de Juan. Obviamente puse un plus para tratar de llegar a la meta.
-¿Y cómo sigue tu vida ahora que Juan se retira?
Walter: Tengo que comenzar a buscar un compañero para encarar la próxima planificación olímpica. Sé que Juan y Gabriel me van a ayudar con ese trabajo. Desde ahora en adelante soy conciente de que voy a ser el número uno del equipo y es una gran responsabilidad.
-¿Qué es para vos una buena actuación?
Walter: Buena, entrar entre los 6 primeros; excelente, estar en el podio; discreta, entre el sexto y el décimo y una mala actuación, fuera de los diez primeros.
-¿Quiénes son los equipos que pensabas que te podían llegar a ganar?
Walter: Hay equipos que tienen experiencia como Holanda, España y Suiza que son los que hace más tiempo están compitiendo a nivel mundial.
-¿Cómo te recibieron en el barrio?
Walter: Cuando volví de los juegos en Villa Madero, el barrio donde vivo, me hicieron una fiesta de bienvenida.
El cierre de la prueba tuvo emoción, con el equipo belga realizando un esfuerzo final para descontar la vuelta que llevaban argentinos, españoles y rusos, sin lograrlo. Pero el recibimiento en Ezeiza y en Argentina superó todo.


Lazartes Sofía,Musa Johanna, Scaglione Leticia - 4to.2da. (TM)

NUESTRO FIN DE SEMANA


Argumento:

Raúl invita a un grupo de amigos a pasar un fin de semana en su casa. Ha preparado cuidadosamente todo para que esos dos días resulten divertidos, para que todos se sientan cómodos y participen de un clima de alegría. Pero la reunión se va deslizando por carriles no siempre previstos (como las discusiones que amenazan quebrar el clima festivo o la postergada presencia de uno de los invitados), y finalizará antes de lo planeado por Raúl y sin que éste haya logrado sus propósitos.

Entre esa tarde del sábado y el anochecer del domingo siguiente nada relevante va a ocurrir. En realidad se suceden diversas situaciones en que los personajes de sienten más que nada incómodos, como cuando Daniel y Alicia discuten, cuando Raúl vuelve borracho, cuando Sara se pone a llorar por la situación con sus suegros o cuando Raúl se entera de que el negocio fracasó.

El fluir temporal:

Hay dos instancias por considerar en el tratamiento del tiempo en la pieza:

a) El tiempo físico, que aparece explicitado en ese detallado fluir de los acontecimientos. Cada escena indica con precisión el paso de las horas: a las cuatro de la tarde; antes de la cena, a las ocho de la noche; después de la cena, a las once de la noche; a la madrugada, después de la una; a la mañana, después de las once; la siesta, después de las cuatro de la tarde; el crepúsculo, después de las seis.

Esta manera de ceñir la acción a un lapso muy limitado, presentándola casi a partir del conflicto, es uno de los rasgos que han llevado a caracterizar a la dramaturgia del 60 dentro de lo que se conoce como naturalismo.

b) El pasado, como un ámbito seguro hacia el que vuelven algunos personajes, es uno de los recursos mejor utilizados por el autor. El hecho se patentiza en Elvira, quien se remite continuamente a sucesos de su juventud, explicitando de esta manera su incapacidad de afrontar el presente. Pero también Raúl y Daniel acuden al pasado en busca de pocos momentos de comunicación que parecen haber compartido (repiten en varias oportunidades la anécdota de Pedrito, un momento de mucha alegría para ambos, y aparentemente, la única anécdota en común.

Los Personajes: Seres en crisis

Durante el relato, es notable que los personajes no luchan, no se defienden, no son vencidos; simplemente se someten, se van a pique lentamente, son sumidos por la ruina de su vida sin acontecimientos y sin esperanzas. Soportan sus circunstancias con paciencia; su vida se consume no en forma de catástrofes, sino como desilusiones.

También en acciones rutinarias conocemos a los personajes de Cossa: Beatriz, entregada continuamente a los preparativos de la reunión; Daniel, bebiendo sin cansancio; Raúl y Elvira, recordando anécdotas del pasado; Jorge, en todas las acciones de su existencia opaca.

Sus vidas aparecen carentes de acontecimientos destacados, se deslizan sin esperanzas, como la de Sara, o frustradas en sus tentativas de cambio, como ocurre con Raúl. Son seres solitarios, que sienten el vacío de sus vidas, aunque a veces lo esconden en evasiones o falsos optimismos. Algunos personajes llegan a explicitar sus problemas y desesperanza como Elvira, Raúl o Beatriz.

Otros personajes se apartan de las concepciones vitales de Raúl y Daniel, y juegan situaciones distintas (Carlos), o se los margina (Jorge). Carlos es el que siempre está distante de las acciones, el que nunca se integra demasiado porque no participa de los intereses ni ambiciones de los otros.

El mundo femenino, separado del otro en más de un sentido (conversaciones, intereses, incluso salidas que se proponen), también esconde soledad y tensiones. Ya hemos visto de qué manera plantea Elvira sus problemas.

Todos estos elementos caracterizadores de los personajes van a manejar en la acción dramática diversas interrelaciones conflictivas y variadas evasiones hacia el mundo material.

Los Conflictos:

Carlos y Daniel son dos personajes que aparecen como claros representantes de dos posturas vitales antagónicas. Un ejemplo de ambas actitudes lo tenemos en el diálogo en que hablan del trabajo, y Carlos prefiere un trabajo en el que paguen poco y no haya mucho por hacer, mientras que Daniel le dice que así no llegará a ningún lado.

Por otro lado la comunicación entre los integrantes del grupo (Jorge, Sara, Daniel y Alicia), se visualiza en la interacción de estos personajes. Así las escenas jugadas por cada una de las parejas acentuarán la tensión que se va imponiendo como clima de la fiesta.

Y por último, en una de las escenas, se visualiza que por primera vez, Carlos renuncia a su alejamiento habitual y desnuda su intimidad al hablar con Alicia. Por primera vez también, dos personajes descubren una solución en común. En la última escena, cuando Carlos, que ya ha decidido irse, hace un último intento por establecer un lazo afectivo, la tensión máxima de las actitudes muestra el conflicto en que se debaten.

Análisis:

Nuestro Fin de Semana se podía definir como un cuadro de costumbres de un grupo de clase media, minuciosamente retratado a través de un lenguaje simple, coloquial, que refleja cotidianos modos de actuar y de pensar.

En el relato, se puede denotar que existe un fantasioso sueño de alcanzar una mejor posición económica. Se suceden diversas situaciones que indican que este matrimonio de clase media priorizaba el vivir día a día y pasar momentos gratos con sus amistades, pero aún así querían lograr una posición estable en cuanto a los ingresos monetarios.

Melanie Ramos Alma – Julieta Roseto- Ailén Tundis – 5to. 2da. (TM)

"La adolescencia es la mejor edad"



Según una encuesta realizada en Buenos Aires hay un alto porcentaje de adultos que coinciden en que su adolescencia y su paso por la secundaria ha sido la mejor etapa de su vida.

En primer lugar, están quienes apoyan esto porque dedican sus años de adolescencia a disfrutar a pleno de las salidas y a vivir con intensidad cada momento.

También opinan lo mismo aquellos que no demuestran ningún interés hacia el estudio y no toman compromisos con nada de lo que hacen.

Por otro lado, hay quienes creen que la adolescencia es una etapa deprimente y se encierran en sí mismos sin lograr crear vínculos reales con el exterior, (por ejemplo los que se quedan todo el día pegados a una computadora y toda su vida "social" pasa por allí, creando vínculos que son meramente superficiales).

Además la adolescencia es una etapa de constantes cambios internos y externos, y de conflicto tanto con uno mismo como con los demás.

En definitiva, podría decirse que la adolescencia es una de las mejores etapas de la vida siempre que se cuente con el apoyo y contención de una familia y amigos con los cuales compartir los cambios que se vayan sucediendo, y sobre todo que pongan los límites necesarios para poder sobrellevarla sin complicaciones y con la responsabilidad necesaria.

Cecilia Morina - 3ro.2da. (TT)